(AP) - Al salir del estadio, el entrenador de los Cavaliers Byron Scott sonrío ante las felicitaciones de los guardias de seguridad que bordeaban un pasillo.
"Entrenador", dijo uno de ellos, "de éste vamos a hablar todo el verano".
No es para menos, ya que Cleveland logró el martes la victoria que más quería, al derrotar a su otrora superastro y hoy némesis: LeBron James.
Los Cavs primero desperdiciaron 23 puntos de ventaja y luego se recuperaron para vencer al Heat de Miami por 102-90.
Fue una pequeña dosis de satisfacción y de revancha, ya que vencieron a quien ha sido su mayor estrella y quien anunció antes de esta temporada que los abandonaba por la soleada Miami en un programa especial de televisión de horario central y dudoso gusto.
J.J. Hickson anotó 21 puntos, Anthony Parker sumó 20 y el poco conocido pivote Ryan Hollins luchó en la llave para que los Cavs se recuperaran de la vergüenza que pasaron el 2 de diciembre. Esa noche, en su primer regreso al estado donde nació, James se llevó una victoria humillante por 118-90.
Al igual que aquella vez, James soportó el constante abucheo de quienes solían aplaudir cada uno de sus movimientos y hoy lo consideran un traidor. Aunque se fue derrotado, terminó con 27 puntos, 12 asistencias y 10 rebotes.
James, dos veces Jugador Más Valioso de la temporada regular, aceptó la derrota sin muchos problemas.
"Siempre que jugamos contra cualquier equipo, sabemos que van a hacer su máximo esfuerzo", dijo. "Salieron y jugaron extremadamente bien, fue una buena victoria para ellos".
De hecho, fue más que eso para Cleveland. La ciudad, que no disfruta de un título de ningún deporte desde 1964, tomó la partida del astro como un duro golpe.
"Esto fue para los fanáticos, por su apoyo", dijo Daniel Gibson, de los Cavs. "Ellos nos han respaldado y ésta fue una manera de decirles 'gracias'".
En los segundos finales, las más de 20.000 personas que abarrotaron el estadio festejaron en forma alocada un triunfo que ni el más leal de los seguidores se hubiera imaginado. El dueño de los Cavs, Dan Gilbert, chocaba palmas con todos a su alrededor. El año pasado, luego de conocerse su partida, Gilbert dijo que James se había dado por vencido antes de tiempo en la postemporada.
Parker, que definió el partido con un triple cuando restaban 2:47 minutos, habló desde la cancha al público.
"Ustedes se lo merecen", dijo, ante una gran ovación.
"Entrenador", dijo uno de ellos, "de éste vamos a hablar todo el verano".
No es para menos, ya que Cleveland logró el martes la victoria que más quería, al derrotar a su otrora superastro y hoy némesis: LeBron James.
Los Cavs primero desperdiciaron 23 puntos de ventaja y luego se recuperaron para vencer al Heat de Miami por 102-90.
Fue una pequeña dosis de satisfacción y de revancha, ya que vencieron a quien ha sido su mayor estrella y quien anunció antes de esta temporada que los abandonaba por la soleada Miami en un programa especial de televisión de horario central y dudoso gusto.
J.J. Hickson anotó 21 puntos, Anthony Parker sumó 20 y el poco conocido pivote Ryan Hollins luchó en la llave para que los Cavs se recuperaran de la vergüenza que pasaron el 2 de diciembre. Esa noche, en su primer regreso al estado donde nació, James se llevó una victoria humillante por 118-90.
Al igual que aquella vez, James soportó el constante abucheo de quienes solían aplaudir cada uno de sus movimientos y hoy lo consideran un traidor. Aunque se fue derrotado, terminó con 27 puntos, 12 asistencias y 10 rebotes.
James, dos veces Jugador Más Valioso de la temporada regular, aceptó la derrota sin muchos problemas.
"Siempre que jugamos contra cualquier equipo, sabemos que van a hacer su máximo esfuerzo", dijo. "Salieron y jugaron extremadamente bien, fue una buena victoria para ellos".
De hecho, fue más que eso para Cleveland. La ciudad, que no disfruta de un título de ningún deporte desde 1964, tomó la partida del astro como un duro golpe.
"Esto fue para los fanáticos, por su apoyo", dijo Daniel Gibson, de los Cavs. "Ellos nos han respaldado y ésta fue una manera de decirles 'gracias'".
En los segundos finales, las más de 20.000 personas que abarrotaron el estadio festejaron en forma alocada un triunfo que ni el más leal de los seguidores se hubiera imaginado. El dueño de los Cavs, Dan Gilbert, chocaba palmas con todos a su alrededor. El año pasado, luego de conocerse su partida, Gilbert dijo que James se había dado por vencido antes de tiempo en la postemporada.
Parker, que definió el partido con un triple cuando restaban 2:47 minutos, habló desde la cancha al público.
"Ustedes se lo merecen", dijo, ante una gran ovación.